viernes, 10 de mayo de 2024

EINSTEIN Y EL AMOR

              Se dice, que, a finales de los años 80, Lieserl, la hija del célebre genio, donó 1.400 cartas escritas por Einstein a la Universidad Hebrea, con la orden de no hacer público su contenido hasta dos décadas después de su muerte y aunque la carta no aparece en el archivo de Albert Einstein, y su correspondencia no fue donada a la Universidad Hebrea por Lieserl,  por lo que dudamos de su autenticidad, compartimos en este blog porque el contenido de dicha  carta se ha compartido en redes sociales más de 100.000 veces desde 2014 y porque da una visión muy especial de la Fuerza del Amor, que yo también comparto como científico que he sido y soy. He realizado unos pequeños cambios en dicha carta, como por ejemplo en el concepto de Dios, ya que lo explico en mi libro publicado en internet titulado, Respuesta a las preguntas fundamentales de la humanidad.




 “La fuerza universal es el amor”

   Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los prejuicios del mundo. Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.

   Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros.

   Esta fuerza universal es el AMOR. Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas. El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere.

   Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos olvidado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a ponerla en práctica. Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre.

   Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado (Amor = nuestro peso (o peso de nuestro planeta),  multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado), llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.

   Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser siente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.

   Quizás aún no estemos preparados para utilizar eficazmente en la práctica dicha fuerza, que nos valdría para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada. Y también deberemos aprender que con las guerras y utilización de armas para matar, nadie gana.

Ojo de Horus. Símbolo Egipcio que se le atribuye el poder de alejar el mal

   Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida. Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida.

   Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta!”.

Tu padre: Albert Einstein

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